19 de enero de 2009

Algo está por pasar, algo está por venir..., por Gustavo Veiga

Página 12, 19 de enero de 2009.

LA DELICADA SITUACION ECONOMICO-FINANCIERA DE LA PRIMERA DIVISION DEL FUTBOL ARGENTINO

La crisis internacional se va a hacer sentir: de eso están convencidos quienes conducen el fútbol. No hay dinero para comprar jugadores y, en algunos casos, se huele a cesación de pagos. Las ventas al exterior han disminuido, los contratos de TV apenas se reactualizarán de acuerdo con el nivel de la inflación, no aparecen nuevos recursos y, de estirados al máximo, los viejos se han agotado. Dolorosa radiografía a tres semanas del arranque del Clausura.


“¿Dónde hay un mango, viejo Gómez?Los han limpiao con piedra pómez.¿Dónde hay un mango, que yo lo he buscadocon lupa y linterna, y estoy afiebrado?”
(“¿Dónde hay un mango?”, de Ivo Pelay y Francisco Canaro)

Los pájaros de mal agüero todavía no migraron hacia la Argentina, pero hay quienes dicen que están por llegar. La inestabilidad internacional impactará en el fútbol, los clubes no podrán cubrir sus gastos sin ayuda extra, los conflictos entre jugadores y dirigentes aumentarán y habrá que conformarse con lo puesto.

“Después de la crisis financiera en el mundo, cualquier cosa puede pasar”, dice Sergio Marchi, secretario general de Agremiados. “Se viene un colapso en el fútbol”, asegura Alejandro Marón, el presidente de Lanús, una de las pocas instituciones que tiene las cuentas en orden.
Las transferencias al exterior ya disminuyeron, los ingresos por los derechos televisivos apenas se actualizarán por la inflación y los contratos vigentes (los privados, no los que están registrados en la AFA) serán un lastre difícil de levantar.

Además, en la temporada 2009/2010 entrará en vigencia el nuevo convenio colectivo de trabajo de los futbolistas que, cuando lleguen a los 23 años, podrán quedarse con el pase en su poder.

Ni siquiera en el mercado local resulta fácil concretar las operaciones. El culebrón del verano, con Cristian Fabbiani como protagonista, es el mejor ejemplo. River, que ya no puede responder por sus deudas –Tigre lo inhibió por siete cuotas impagas de 50 mil dólares correspondientes al pase de Martín Galmarini–, todavía no logró sumarlo al plantel, pese a que el delantero tomó la decisión irrevocable de irse de Newell’s.

Boca recién superó un conflicto con Mauricio Caranta (tratado de manera desprolija), cuando el arquero decidió asesorarse en Agremiados e intimar el pago de 300 mil dólares de la prima mediante una carta documento. Sin embargo, el club perdió por el camino a Neri Cardozo, quien se incorporó a los Jaguares de Chiapas y al que había cotizado en cinco millones de dólares.
El volante terminó unilateralmente el contrato que lo unía a Boca (bajo el ahora perimido sistema de prórrogas sucesivas) y el nuevo presidente, Jorge Amor Ameal, se quedó bufando.

“Hoy vienen por Cardozo y mañana pueden hacerlo por Salvio”, sintetizó Marón el temor de la dirigencia. Se trata de un abogado especializado en estos temas y que participó de las negociaciones donde se actualizó el Convenio Colectivo de Trabajo 430 de 1975.

¿Cuánto paga el fútbol?

Los sueldos básicos de los futbolistas del Ascenso se triplicaron en los últimos años, según Agremiados. En Primera A no se firma por menos de 3000 pesos, en la B Nacional por $ 2000 y en la B Metropolitana por $ 1500. La masa salarial anual, en cambio, es imposible de determinar en la máxima división (Marchi tampoco quiere divulgarla), oscila entre los 50 y 60 millones en la segunda categoría y asciende a 20 millones en la tercera.

“Hay clubes que están bien y otros mal, pero al Ascenso lo tenemos ordenado, lo hemos tratado de acomodar. En Primera hay que acostumbrarse a que no habrá transferencias como antes, porque hay instituciones en emergencia, pero si cada uno cumple lo pactado, las finanzas no deberían complicarse. Por ejemplo, Estudiantes, Lanús, Banfield, Vélez, Argentinos, Gimnasia de Jujuy y Godoy Cruz responden en tiempo y forma”, sostiene el sindicalista.

La crisis, que ya se percibe en un mercado depreciado y casi sin movimiento, difícilmente aleccione a los jugadores sobre que se puede vivir de algo más que el fútbol. Cuando alguien acunó el sueño de jugar en Primera e hizo todas las divisiones inferiores en un club, es difícil cambiarlo de un día para el otro por un empleo o un oficio.

Sin embargo, en Agremiados funciona una fundación que conduce Juan Carlos Touriño (ex lateral derecho de Quilmes y Real Madrid), donde estudian unos 700 futbolistas. Allí terminó la secundaria un profesional famoso como Claudio Graf, el ex goleador de Lanús que ahora juega en Tecos de México. Los cursos se dictan en una antigua sede del gremio.

La elite que cobra suculentos contratos en divisas no tiene esos dilemas. Y los directores técnicos mucho menos. Carlos Bianchi volvió a Boca como manager a cambio de 1.700.000 dólares anuales, mientras que el cuerpo técnico que encabeza Gustavo Alfaro en Rosario Central percibe un millón de dólares por temporada.

Aunque no se conocen las cifras actualizadas con exactitud, cuando Juan Román Riquelme regresó a Boca, en el verano de 2007, cobraba lo mismo que en el Villarreal español; unos 395 mil euros por mes, sin contar los premios. Juan Sebastián Verón en Estudiantes, Leonardo Ponzio en River o Santiago Solari en San Lorenzo, también perciben jugosos ingresos en moneda extranjera. Sobre contratos de este tipo, los más altos, comenzaron a escucharse pedidos de rebaja desde la dirigencia.

En River, la oposición demandó en la última reunión de comisión directiva de 2008 que se podarán las primas en un 50 por ciento. Marchi sostiene que no se pueden reducir los contratos firmados. Y sin titubear agrega: “Hay que respetarlos”.

Globos de ensayo

La plaza está seca de billetes como de monedas los bolsillos de los ciudadanos de a pie. Pero cada tanto el fútbol estimula personajes del verano como en estos días ocurrió con el holandés Edgar Davids, a quien un audaz empresario –el ex jugador de Newell’s, Alberto Meo– intentó colocar en el club de Núñez.

También se difundió que Matías Almeyda podía saltar del showbol a la mitad de la cancha en el equipo de Néstor Gorosito. Pero no: nadie le dio la mínima oportunidad a su pasado. Vender humo es un buen antídoto contra el aburrimiento y las magras transferencias en este enero de sequía futbolística.

En San Lorenzo, el último presupuesto del club se aprobó con una disminución del 20 por ciento. Y Santiago Hirsig pidió la libertad de contratación, al igual que Caranta en Boca –por una deuda en concepto de prima–, aunque la historia terminó diferente. Se declaró libre. El déficit de la institución de Boedo, pese a que Marcelo Tinelli y otros empresarios le inyectaron dinero a la tesorería para reforzar el plantel que jugó la Copa Libertadores el año pasado, asciende a 5.900.000 pesos anuales.

Un dato más abona la teoría del despilfarro en el año del centenario: el club pasó de un presupuesto de 30 millones en la temporada 2006/2007 a 60 millones en la siguiente.

Las flamantes conducciones de Racing (Rodolfo Molina) y Newell’s (Guillermo Lorente) asumieron en medio de graves problemas económicos dejados por Blanquiceleste SA y el ex presidente Eduardo López, respectivamente. Independiente recibió una inhibición porque no le pagó a una empresa (Grape Constructora) que participó en el levantamiento de su nuevo estadio.

Pese a eso es el que insinúa reforzarse mejor. Sumó a Eduardo Tuzzio y estaría al caer Gary Medel, un buen volante de la selección chilena. Huracán arrastra viejas deudas, como casi siempre en estos últimos años. San Martín de Tucumán cobrará un millón de pesos de la gobernación como subsidio (otra suma igual le pagarán al Atlético tucumano que juega en la B Nacional) mediante un decreto de necesidad y urgencia. Por lo rápido que incorporó los cuatro refuerzos autorizados, pareció gastar ese dinero a cuenta. Si se toman en cuenta estos casos, podría argumentarse que son más de lo mismo.

En temporadas anteriores, como la de 2001, se apeló a un fideicomiso para pagar deudas atrasadas a los planteles por 43 millones de pesos y con la AFA como garante. ¿Se irá hacia eso?
Parece irrepetible una crisis tan aguda como aquélla, pero lo que modifica el escenario interno es la crisis internacional.

Si las transferencias al exterior disminuyen (como ya se está notando), sólo una devaluación mayor del peso beneficiaría a los pocos clubes que pueden colocar futbolistas afuera. Aunque, claro, con el nuevo régimen de contratos que se viene, los dirigentes harán negocios de envergadura con los jugadores menores de 23 años. Podrán profesionalizar a sus valores del semillero desde los 16 y se resignarán a perderlos cuando cumplan aquella edad.

El paquete de medidas lo aprobó la FIFA cuando Julio Grondona viajó en diciembre para blanquearlo ante sus pares, pasó por la formal aprobación del Comité Ejecutivo de la AFA y ahora resta que lo homologue el Ministerio de Trabajo.

Si los clubes después no pueden pagar ese tipo de convenios, que estimulan la proyección de jugadores jóvenes, habrá que preguntarles a sus dirigentes cómo hicieron las cuentas. Tan simple como que el fútbol es un negocio de escala planetaria donde casi nadie tirará manteca al techo.

Foto: Alejandro Leiva

Va a estar buena la barra brava de River, por Alejandro Casar González


Crítica de la Argentina, 19 de enero de 2008.

La comisión directiva de River nombró como asesor general de seguridad y coordinador de procedimientos a Eugenio Burzaco, diputado macrista por la provincia de Buenos Aires. La designación se hizo efectiva el último 11 de diciembre, día en el que los dirigentes del club millonario se reunieron por última vez.

Con la llegada de Burzaco –que también asesoró en materia de seguridad al ex gobernador de Neuquén Jorge Sobisch, en momentos del asesinato del maestro Carlos Fuentealba–, las huestes de Macri en el club (que ya tiene a Diego Santilli, vicepresidente de la Legislatura porteña) suman un nuevo integrante. River es un club PRO para vigilar a su temible barra brava.

“Lo llevé de la mano con el presidente José María Aguilar”, responde Carlos Mosquera, jefe del departamento de seguridad de River ante la consulta de este diario. En su nuevo cargo –ad honorem, como todos los asesores–, Burzaco dependerá de Mosquera y será un auditor especializado en seguridad.La otra curiosidad es que la designación tomó por sorpresa al propio Burzaco, quien en enero se fue de vacaciones sin saber que la comisión directiva de Aguilar ya lo había nombrado en su cargo.

“Le hicieron un ofrecimiento hace unos meses, pero no fue una propuesta formal. Se supone que para que acepte un cargo, primero lo tienen que consultar con él”, se sorprendieron en su entorno. Pero la CD de River piensa otra cosa. Y fue para adelante con su nombramiento. El político macrista se enteró por este diario de que los dirigentes lo habían confirmado en su cargo. Increíble.

Burzaco es hincha y socio de River de toda la vida. Si bien era un asiduo visitante de la platea del Monumental, todavía no se había animado a incursionar en la política de River. Hasta ahora. En el club reconocen que, para ser nombrado asesor, Burzaco debió tener el padrinazgo de algún peso pesado. Ahí es donde entran a tallar Aguilar y Mosquera, quien, además de conducir el departamento de seguridad, también está al frente de la agrupación Unidad Riverplatense.

“Eso sí, su cargo no es remunerado”, aseguran en el Monumental. “Tenemos asesores como él en otras áreas, como prensa y asuntos legales. Siempre hay gente que se acerca para colaborar”, agregan.En plena campaña electoral por la Jefatura de Gobierno de Buenos Aires, Burzaco fue la cara del programa de seguridad de Mauricio Macri. Desde 2005 es presidente del Compromiso por el Cambio en la provincia de Buenos Aires, distrito que lo eligió diputado. Su mandato concluye el 9 de diciembre de este año.

En 2007, su nombre estuvo salpicado por el crimen de Carlos Fuentealba, el docente asesinado por las fuerzas policiales en Neuquén . Según el diputado y economista de la CTA Claudio Lozano, Burzaco era, en ese momento, asesor de seguridad del gobernador neuquino, Jorge Sobisch.

Además de su actuación política, el currículum de Burzaco dice que preside la Fundación Fundar –Justicia y Seguridad–, centro de investigación referente en temas de justicia y seguridad pública.La seguridad del Monumental es una cuestión de Estado para la dirigencia riverplatense.

Pese a que el presidente Aguilar considera que su cancha es la más segura del país, los recientes hechos de violencia –motivados por la interna profunda de Los Borrachos del Tablón, la barra brava de River– la transformaron en un escenario peligroso para los hinchas comunes. Por eso, la comisión directiva pensó que nada mejor que el referente macrista de seguridad para pacificar el paraavalanchas. Y designó a Burzaco.

Lo curioso es que mientras el diputado fue nombrado sin su consentimiento, el técnico del equipo, Néstor Gorosito, trabaja desde principio de año para hacer olvidar el último puesto del pasado Apertura. Pero la comisión directiva todavía no lo nombró oficialmente. Ni le aprobó el contrato.

6 de enero de 2009

La vida corre en Tucumán, por Ariel Scher

Clarín, 4 de diciembre de 2008.

Miguel nació en Tucumán, creció en Tucumán, sonrió en Tucumán y corrió en Tucumán. No, corrió no. Corrió no está mal, pero es una expresión insuficiente: Miguel corre.

Corre Miguel Sánchez, un atleta, una esperanza, una vocación de poesía, un desaparecido entre los miles de desaparecidos que dejó la última dictadura. Y corre en Tucumán porque este sábado -cuarta vez en su provincia, primera ocasión en la ciudad de San Miguel- se hace esa voluntad consecutiva de dignidad que se llama La Carrera de Miguel.

Asombrosa historia de idas y de vueltas la de Miguel Sánchez y Tucumán. Asombrosa, inclusive, por encima de todos los asombros que alumbra el hecho de que en Buenos Aires y en Roma, en Necochea y en Berazategui, en un lugar y en otro lugar, se hagan cada vez y cada año más carreras con el mismo nombre, y se cuenten, en cien o en cien mil mañanas y tardes, su condición de miembro de una familia generosa y humilde, su trabajo en el Banco Provincia, sus esfuerzos para que las zapatillas le aceleren, sus esperanzas de transformar el mundo y, también, su secuestro el 8 de enero de 1978 en un punto chiquito del sur bonaerense que se llama Villa España.

Asombrosa es esa historia porque Miguel Sánchez se fue de Tucumán como uno de tantos, imaginando las magias de la Buenos Aires enorme, y ahora, a pesar de que lo secuestraron para no devolverlo nunca, regresa allí, al lugar desde donde partió, hecho una potencia, un símbolo, un cielo debajo del que muchos encuentran el sol.

Ese asombro certifica otra cosa: la memoria no es ni el repaso ordenado del pasado ni el deseo de entramparse en la nostalgia. La memoria es una cuestión distinta. Es una herramienta, es una búsqueda, es una manera de construir, es un poder. La memoria de Miguel Sánchez lo trajo, lo trae y lo seguirá trayendo hasta muchas geografías, no para entristecerse en homenajes. Todo lo contrario: para que su vitalidad como deportista y como individuo contagien, conmuevan, estén.

Desaparecido, Miguel Sánchez hace aparecer lo mejor de la condición humana. Será posible comprobarlo de nuevo en Tucumán, donde alguna vez nació y donde ahora, en los pies y en el corazón de cada individuo que corre, vuelve, luminoso, a nacer.

Boca es PRO, por Ezequiel Fernández Moores

La Nación, 8 de junio de 2007.

Boca podrá coronarse otra vez campeón de la Libertadores el miércoles 20 de junio. Sería un escenario ideal para Mauricio Macri, que cuatro días después afrontará el balotaje para ser Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Su aplastante triunfo en primera rueda parece indicar en realidad algo más que sólo fútbol. Pero los quince títulos (6 locales y 9 internacionales) ganados por Boca en sus once años de gestión, no hay dudas, fueron su gran tampolín hacia la política. El propio Macri exhibe sus éxitos en Boca en la página web del PRO.

"En Boca ganó Macri y será trascendente a la política". El diario Ambito Financiero, premonitorio, lo había anunciado en su portada el 4 de diciembre de 1995. Fue un día después de vencer en elecciones a una fórmula que también, vaya paradoja, integraba Carlos Heller, ahora su opositor en el balotaje por la ciudad. Históricamente, la política se ha servido más del fútbol que el fútbol de la política. Es un matrimonio de intereses. Pero que funciona sólo cuando la pelota entra en el arco. Bien lo sabe hoy el propio Macri. Sin triunfos, en cambio, todo queda destapado. Y magnificado. Allí està, sino, el River Plate de José María Aguilar.

Pero también el Boca de Macri fue vulnerable en sus inicios. Una década atrás, el equipo era un fiasco. Y a Macri de nada le servía su carné de exitoso empresario. Había perdido toda apoyatura política, al punto que se convirtió en el primer presidente en la historia de Boca al que le fue rechazado un balance. El arribo de Carlos Bianchi sofocó el incendio. Sus éxitos deportivos apagaron las denuncias de quienes advertían las filtraciones del modelo Macri. Y el Boca-boom, el Boca-éxito, el Boca-negocio, pasó a adueñarse definitivamente del centro de la escena. ¿Sirve entonces como ejemplo de gestión un mundo del fútbol dominado por el exitismo, en el que sólo se mira una tabla de posiciones y a nadie le importa un balance?

¿Sirve recordar, por ejemplo, que en su primer año de gestión, Macri gastó 45 millones de pesos-dólares (eran tiempos del uno-uno) para comprar a casi 40 jugadores y triplicó el pasivo de Boca de 22 a 62 millones de pesos? ¿Cómo intentar hacer periodismo tomando distancia de la campaña electoral, pero sin dejar que el fútbol asista como testigo mudo al uso de los políticos? Macri era en 1995 el dirigente nuevo, que prometía, entre otras cosas, acabar con los intermediarios en el fútbol, esos señores que ayudan a inflar precios de las trasferencias pagando comisiones que luego llegan al bolsillo de los propios dirigentes.

El polémico Fondo de Inversión creado por Macri para comprar jugadores prohibía expresamente la actuación de intermediarios en el punto VI de su reglamento, titulado "Trasparencia". Una auditoría ordenada por la propia Asamblea del club desnudó sin embago un festival de comisiones a firmas desconocidas y a representantes: Settimio Aloisio por Diego Cagna, Kiskowin Sport por Fernando Cáceres, Gamasports por Christian Dollberg, Gustavo Mascardi por Juan Sebastián Verón y hasta los intermediarios uruguayos Luis Aguerre y Milton Viera por el pase de Juan Román Riquelme desde Argentinos Juniors (página 173 de la auditoría del estudio de Eduardo Massad).

Hubo más: esa misma auditoría objetó negocios que Boca había tercerizado a siglas como ACE, TSM e IESA y contratos firmados más allá del mandato y sin paso previo por la Comisión Directiva. La página 29, punto 34, reveló un detalle aún más llamativo: Macri, como hincha acaudalado, había prestado dinero al Boca de sus amores. Un dinero que, ya como presidente, Macri se lo cobró luego con intereses y punitorios. Ese primer balance, igual que los siguientes, desmitificaron además la muy promocionada política de marketing de Boca. La prensa hablaba de un negocio estimado de 50 millones de pesos-dólar. Pero los balances apenas destacaban ingresos de entre 400.000 y 700.000 pesos.

El último gran anuncio fue el del cementerio Boca. Apenas cuatro muertos descansan hoy allí.¿Dónde terminaron pues aquellas fabulosas ganancias si no figuran en los balances de Boca? La venta de Carlos Tevez, comprado por dineros rusos de dudoso origen y depositados en una cuenta de Nueva York suscitó nuevas polémicas, por no citar las duras acusaciones de Roberto Digón y hasta del "Patrón" Jorge Bermúdez, que directamente acusaron a Macri de realizar negocios personales con las trasferencias, muchas de ellas efectuadas por amigos personales del presidente, como el escribano Gustavo Arribas.

Boca formó recién ahora una comisión integrada por jueces y fiscales, simpatizantes del club, para solucionar el tema de la violencia. No la integra Mariano Bergés, que también es de Boca, pero que cuando fue juez acusó a Boca de ceder boletos y abrir molinetes de la Bombonera para su barra brava. Rafael Di Zeo golpeó a hinchas rivales dentro de la Bombonera, cuidó la seguridad en recitales, jugó fútbol en Casa Amarilla, llevó jugadores a hospitales y filiales del interior y ganó dinero con turistas que cantaban con La 12. Fue durante años casi una autoridad paralela del club de la mano del terror. Sin embargo, el Boca de Macri sólo pidió que se le prohibiera ingresar a la Bombonera haciendo uso del derecho de admisión cuando Di Zeo ya estaba preso.

Recuerdo haber mirado balances y auditorías de Boca cuatro años atrás para una nota para la revista TXT. Llamé al vocero de Macri, Iván Pavlovsky, para comentarle mi asombro por algunos números y decirle que quería hablar con el ingeniero. El PRO aún no existía. Y Pavlovsky, antes de decirme que Macri no hablaría conmigo, me preguntó: "pero la nota ¿es pro o contra?".

Otra final sin Videla, Massera ni Agosti, por Gustavo Veiga

Página 12, 30 de junio de 2008.

La imagen sintetizó el espíritu de la evocación. Leopoldo Luque y Julio Ricardo Villa tomaron la larga bandera con las fotografías de los desaparecidos, la levantaron y posaron un par de minutos para los reporteros gráficos. Sobre la pista que bordea al raleado césped del Monumental, los dos campeones mundiales del 78 consumaban así lo que había costado tanto tiempo concretar.

Que un gesto recíproco, un gesto de aquellos jugadores y de los organismos de derechos humanos que hasta ayer se miraban con recelo, los reuniera treinta años después, en el mismo escenario donde la Selección nacional había ganado su primer título mundial. Un título que se festejó mientras la dictadura militar perfeccionaba el terrorismo de Estado sobre 25 millones de argentinos con su secuencia de secuestros, torturas y desapariciones.

En la cancha de River, esta vez, no hubo genocidas ni multitudes galvanizadas por la alegría de aquellos goles que Kempes y Bertoni convirtieron en la final contra Holanda. En la cancha de River, esta vez, la memoria jugó su propio partido, que empezó con una marcha entre la ESMA y el Monumental, siguió con fútbol y concluyó con un espectáculo ofrecido por músicos de raíces diferentes.

El Instituto Espacio para la Memoria organizó lo que durante treinta años y dos aniversarios redondos (en 1988 y 1998), jamás había sido posible. Juntar en una convocatoria pública, en un acto sensible y con las mejores intenciones, a los jugadores que abrazaron la gloria deportiva en el ’78 y a quienes durante los años posteriores militaron bajo una consigna que se hizo huella: “Aparición con vida y castigo a los culpables”.

Allí estaban Luque, Villa y René Houseman, los únicos campeones presentes, entremezclados con Nora Cortiñas, de Madres Línea Fundadora, Alba Lanzilotto, de Abuelas, y el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. Los primeros se habían colocado la camiseta celeste y blanca de la Selección y hasta los pantalones cortos (Luque fue el único que jugó 5 minutos) y las mujeres de los pañuelos blancos habían llegado caminando desde la ESMA hasta detener su marcha en la pista del Monumental.

A las 15 ingresó en el estadio el grupo más nutrido, que portaba la extensa bandera con los rostros de los desaparecidos encabezado por Pérez Esquivel. Quique Pesoa modulaba su voz grave y Daniel Viglietti abría la parte artística del acto desde el escenario montado a espaldas de la tribuna Centenario, la única que no se habilitó de un inmenso Monumental. El intendente de Morón, Martín Sabbatella; el secretario general de la CTA, Hugo Yasky, y el secretario de Deporte de la Nación, Claudio Morresi, habían detenido su marcha frente a la platea San Martín, donde un instante después recibirían sus medallas los campeones mundiales.

La gente se había acercado hasta Núñez con la típica pereza dominguera posterior al almuerzo. Algunos, los más militantes, arengaban con sus cantitos en la esquina de Figueroa Alcorta y Avenida Udaondo. Agrupaciones como La Cámpora, Proyecto Sur, el Movimiento Nacional Ferroviario y la FTV hacían flamear sus banderas y repartían prensa propia a los padres que llegaban con sus pequeños hijos de la mano.

Adentro de la cancha, como si fueran trapos futboleros ante la inminencia de una final, balconeaban los de la CTA (El hambre es un crimen), de Hermanos de Desaparecidos por la Verdad y la Justicia, del Frente Nacional Campesino y uno que pedía Basta de Terrorismo de Estado en Colombia. Pero el que más se destacaba decía 30.000 detenidos desaparecidos ¡Presentes! y estaba detrás del escenario desde donde Pesoa continuaba leyendo textos alusivos y algunas adhesiones, como las de Diego Maradona, Daniel Passarella, César Luis Menotti, Carlos Bilardo, Carlos Bianchi, Amadeo Carrizo, Víctor Hugo Morales y el empresario Carlos Avila. También se difundieron comunicados que acompañaron la iniciativa, como uno del Colectivo de Exiliados de la Operación Cóndor.

El árbitro Guillermo Rietti esperaba que los periodistas desocuparan el campo de juego para comenzar el partido. Pero Luque y Villa se detenían ante cuanto grabador o micrófono se les interponía en el camino y decían su verdad. “Si mi presencia acá sirve para despegarme definitivamente de lo que pasó, bienvenido. Pero yo nunca me consideré partícipe del horror, aunque es probable que la dictadura nos haya utilizado”, dijo el ex futbolista de Racing y el Tottenham inglés.

Luque se paró de volante retrasado para distribuir juego y se retiró apenas comenzó el partido. Villa y Houseman salieron con los equipos pero no se pusieron los cortos. Se cantó el himno con la versión de Charly García de fondo, hubo fotografías para los protagonistas (militantes, jugadores Sub-20 y Sub-23 y el director de cine Tristán Bauer), hasta que el referí dijo basta. Desde ese momento, la atención se centró en el escenario, mientras una parte del público que ocupaba las plateas bajas empezó a saltar hacia la cancha para ver desde más cerca a Luis Alberto Spinetta.

Cuando el Flaco apareció en el escenario con su Fender (anteojos oscuros, campera blanca, la misma melena de siempre, aunque más canosa), el fútbol, por primera vez en la tarde, quedó desplazado. Regaló cuatro o cinco temas y entre ellos, un par de Almendra, su mítica banda: “Laura va” y “Plegaria para un niño dormido”. Después le dejó paso a Lito Vitale y su trío, que terminó tocando un par de temas con un músico que no estaba anunciado, pero levantó al público con un par de éxitos de su repertorio: Juan Carlos Baglietto. Siguieron Liliana Herrero, Horacio Fontova, Sara Mamani, La Bomba de Tiempo y Arbolito.

La tarde caía sobre el Monumental, los organizadores de Espacio para la Memoria seguían comunicándose entre ellos para no dejar detalle librado al azar y en el Monumental, esa caja de resonancia donde miles de voces atronaron aquellas tardes de junio del ‘78 festejando un título mundial, todavía se escuchaban los ecos de palabras que se repetían una y otra vez.

Memoria, desaparecidos, derechos humanos, compromiso, militancia, compañeros, todas ellas unidas por el hilo conductor de una jornada que intentó zanjar las diferencias de dos visiones aparentemente irreconciliables sobre un mismo hecho. El hecho maldito del país futbolero que algunos prefirieron no evocar o del que tomaron prudente distancia.

Las presencias de Luque, Villa y Houseman, apenas tres campeones de aquel plantel de veintidós, de cualquier modo operaron como un símbolo para cumplir con el objetivo de La Otra Final. Hacer memoria en un país de memorias flacas. Un buen antídoto para recuperar la otra historia, ésa en la que aún resta mucho por escarbar.

Una dignidad cumple 40 años, por Ariel Scher

Clarín, 16 de octubre de 2008.

Sin incluir al puño alzado y libre de Tommie Smith, la historia de los hombres siempre estará narrada de modo incompleto. Y sin mencionar al puño también libre y también alzado de John Carlos, la historia no parará de ser un largo relato injusto.

Y sin recordar la mirada conmovida y conmovedora de Peter Norman, la historia jamás dirá todo lo que hay para decir. Smith, Carlos y Norman compitieron en la carrera final de los 200 metros de los Juegos Olímpicos de México y la cerraron compartiendo un podio que es una rebelión contra todos los espantos, en especial el de la discriminación.

Lo hicieron el 16 de octubre de 1968, un día que hoy cumple cuarenta años, pero que es dueño del aire y del tiempo desde entonces hasta la eternidad. Smith y Carlos, estadounidenses y negros, fueron primero y tercero en una prueba velocísima. Al recibir sus medallas, levantaron sus puños, en el más emblemático de los gestos del black power contra el racismo.

Ese gesto, enmarcado en una época de sueños múltiples de cambio social y un fuerte movimiento revindicativo de la comunidad negra, brotó ante los ojos de la humanidad. Pero protestar contra los que mandan cuesta: a ambos, esa manifestación les cerró sus carreras deportivas, los llenó de críticas políticas y periodísticas, los dejó sin medallas y sin lugar en la villa olímpica, y los puso al borde del desempleo y del dolor una vez, otra vez y otra vez.

Se dirá que es un hecho difundido en mil ocasiones y es cierto. Pero, también, es un hecho en mil ocasiones omitido. El establishment deportivo primero sancionó a Smith y a Carlos bajo el argumento mentiroso de que la política y el deporte no deben mezclarse. Y luego les hizo algo peor: los negó, contó la historia sin contarlos a ellos.

A ellos y al australiano Norman, segundo en la carrera y socio de la iniciativa. Por eso el podio del black power merece contarse en las escuelas y en los campitos, en los clubes y en las veredas. Explica que el deporte vale por sí mismo, pero también vale para tratar de cambiar el mundo.

Cuarenta años más tarde, es un hermoso testimonio de dignidad al que la historia, contra cualquier intento de silencio, ubica en el lugar que corresponde.

Está en el corazón.


FOTO: Galtzagorrin Mendieta, en Flickr.com

Saldos y retazos del Mundial 78, por Marcelo Gantman


Gantmanblog.com, 25 de junio de 2008.

Pensé varias horas durante este 25 de junio antes de escribir sobre el Mundial 78. En primer lugar porque no me interesan tanto los recordatorios aunque el número redondo obligue.

Segundo porque a 30 años del acontecimiento la reflexión sobre esos dolorosos hechos otorga la facilidad de no usar el mismo rigor para abordar cuestiones del presente y tercero porque disentir en un tema como este puede generar ciertos desencuentros. Pero acá vamos…

El Mundial 78 es execrable por donde se lo mire. Una dictadura se lo entregó a otra dictadura. Desde los tiempos de Onganía y Lanusse hasta la junta militar encabezada por Videla, la organización del campeonato estuvo en manos de quienes conducían el país. Eso no era vida y por eso la quitaban sin más. Fue un Mundial corrupto al margen del 6 a 0 contra Perú. Se gastaron, sin haber cifras oficiales, alrededor de 500 millones de dólares de la época y cuatro años más tarde, el Mundial de España, costaba diez veces menos.

Escucho al Beto Alonso decir que a él Menotti no lo quería y que hubo presiones del almirante Lacoste para que lo incluyan en el plantel. Menotti es culpable primero por no ponerlo y luego por sí ponerlo. Menotti no se niega, pero Alonso tampoco.

Nunca me gustaron las sentencias acerca de lo que otros debieron hacer en ese lugar y en esa situación. Definir comportamientos con la moral de los otros y las sensaciones de los otros es tan sencillo como pararse en este espacio temporal y analizar la Argentina de hace 30 años. No era gratuito oponerse a Lacoste, a Massera, a Videla. Ni para Menotti ni para nadie.

Escucho a los futbolistas campeones del mundo tener que defenderse de haber sido parte del Mundial 78. La sociedad argentinas se exorciza con los jugadores. Con Kempes, Luque, Fillol y compañía. Los ídolos deportivos no suelen ir en contra del poder de turno y menos contra una dictadura. ¿Cuáles son los ídolos deportivos que en democracia, con las garantías constitucionales en vigencia, disienten en público con las decisiones gubernamentales, al menos desde 1983 para acá?

Sospechas del partido del 6 a 0 a Perú. Todas. Seguramente hubo cosas. Hay indicios, datos sueltos, situaciones comprometidas, los barcos de trigo, los llamados a la concentración peruana, Videla entrando al vestuario visitante, Kissinger como “garante” de los acuerdos. También sospecho que muchos jugadores de la selección de Perú de 1978 han generado una fuente de ingresos con el relato de aquellos tiempos. Muchos en la miseria, ahora desempeñan el rol de testigos de la época.

Si el partido efectivamente estuvo arreglado, ¿no habría sido ya momento de qué algún jugador de la selección argentina hubiera corroborado alguna de las versiones? ¿No tendrían todo para ganar si así lo hicieran?

Me asusta el uso indiscriminado del almanaque que hacen los que no habían nacido en esa época. Quedan a cubierto por ausencia. Sienten que como no formaban parte de la humanidad aún tienen derecho a juzgar, medir comportamientos, condenar silencios, repudiar dichos. Por entonces yo tenía 13 años. No me siento cómplice por haber festejado en la Av. Corrientes y Angel Gallardo ni ajeno al país que me tocó vivir.

El presente siempre ofrece oportunidades para que los que dicen qué se debió haber hecho antes, actúen ahora. El fútbol, el mundo de los medios, la vida dan material suficiente como para poner en juego la moral y los valores a cada instante.

Los argentinos solemos reclamar y protestar sobre nuestras cosas como si fuéramos huéspedes y no habitantes permanentes. Y no había 25 millones de turistas sino que eramos residentes. Dolorosos residentes a los que todavía nos cuesta hacernos cargo del diseño del país que queremos y no del que nos damos.

Escucho a Kempes por radio decir que él no puede salir a contestar cada vez que un jugador peruano diga que el partido estuvo arreglado. “Si ellos así lo creen, que lo demuestren. Ellos fueron los sobornados…” Tiene razón.

Krol jamás le escribió una carta a su hija diciendo que esta era “la Copa de la paz” y mucho menos que “los fusiles de los soldados disparaban flores”. Tampoco Johan Cruyff faltó al Mundial 78 porque no compartía que la Argentina fuera gobernada por un gobierno sanguinario, sino porque había tenido problemas con su esposa y había sufrido un asalto a su casa a mano armada. Ninguna idea ,por elevada que fuera, amerita que la historia sea modificada.

Si seguimos a este ritmo, Luque, Galván y todos los demás serán tan culpables como los que realmente fueron culpables.

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